Compararse con los demás se convierte casi en un hábito
inconsciente en el que muchos caemos prácticamente sin darnos cuenta.
¿Qué hay detrás de compararnos con otros? Realmente, si
fuera para inspirarnos y mejorar como personas, no sería ningún problema. Sin
embargo, en general, la realidad es que cuando nos comparamos, de alguna manera
cambiamos el sentimiento de valía hacia nosotros mismos.
Es decir, si la comparación es descendente, es decir, la
persona con la que me comparo tiene menos éxito o logros, el sentimiento se
vuelve favorable.
Sin embargo, cuando la persona con la que nos comparamos
aparenta brillar más, se la ve más feliz y realizada, recibe lo que percibimos
como una mayor consideración y respeto por parte de los demás… entonces la cosa
cambia. Nuestro sentimiento de valía disminuye así como la propia autoestima.
Es como si usáramos a los demás como indicadores de nuestro
grado de valía. Y ahí está el craso error. ¿Cómo podemos solucionarlo?
La clave está en comprender un sencillo pero profundo
principio de la vida: Soy un ser único y mi papel y mi contribución en este
juego de la vida también son únicos.
De este modo, el foco dirigido hacia los demás como
referentes sobre los que medir mi valía cambia. El foco ahora se dirige hacia
mi propio ser. Y ahora sí que está en mis manos aumentar el sentimiento de
valía.
Si mi papel y contribución son únicos, la base de mi
sentimiento de valía se centra en cuánto me conozco a mí mismo y cuánto
desarrollo y aprovecho todos mis recursos y talentos personales.
Entonces entendemos y experimentamos que no se trata de
compararse con nadie, la clave para sentirme bien conmigo mismo radica en
conocerme mejor y verificar que mi contribución al juego de la vida sea la
óptima que puedo ofrecer, que esté realmente alineado con mis valores más
profundos y con mi propósito de vida.
Y, por tanto, es un tema a desarrollar y fortalecer en
nuestro interior. Mirar a los demás y compararnos con los demás no hace sino
alejarnos de la verdadera satisfacción que viene de alinearnos con nuestra
verdadera esencia y vivir y actuar desde ahí.
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